Esta historia lo representaron en una Velada Literario Musical de nuestro colegio en Iquitos los alumnos de Quinto Año. Me hizo mucha gracia y nunca lo he olvidado.
Suena el teléfono de la habitación del hotel a las tres de la madrugada:
- Aló ¿Patrón? Habla el capataz de la hacienda.
- Aló Carmelo ¿Pasó algo?
- No, nada grave Patrón, solo quería avisarle que su lorito se murió.
- ¿Mi lorito?
- Si Patrón, se murió su lorito por comer carne en mal estado.
- ¿Y quién le dio carne en mal estado?
- Nadie Patrón, el loro se la comió de uno de los caballos que estaban muertos.
- ¿Caballos? ¿Cuáles caballos?
- Dos de sus pura sangre se murieron tanto cargar agua.
- ¿Y para que cargaban agua?
- Para apagar el incendio.
- ¿Incendio? ¿Cuál incendio?
- Se quemó su casa Patrón por una vela que se cayó junto a la cortina.
- ¿Y por qué encendieron una vela?
- Patroncito era una vela del velorio.
- ¿Velorio? ¿Cuál velorio?
- De su mamá Patrón. Patroncito su mamá llegó sin avisar y yo le metí un balazo pensando que era un ladrón.
- Noo… no puede ser, so pedazo de bruto.
- Bueno Patrón no exagere. ¿Tanto escándalo por un lorito?