Como todos saben, mi amada esposa sufre del terrible Mal de Alzheimer, Maria Judith Alva Rivera de Suárez, como reza en su DNI. Le dio en forma precoz, a los 72 años de edad, cuando a la mayoría de personas que sufren de este mal les pasa a los 80 años. Su desarrollo también fue muy acelerado y ha sorprendido a los doctores. Este año mi esposa va a cumplir 79 años de edad y lleva 7 años con esta enfermedad.
Ella ahora no puede caminar, razón por la que no la puedo sacarla a pasear en una silla de ruedas. No puede caminar ni siquiera al baño que está al lado de nuestro dormitorio.
Permanece confinada a una cama clínica comprada por nuestros hijos que permite levantarla para asearla y para darle sus alimentos en la boca.
Permanece sobre un colchón antiescaras que le hace una especie de masajes en la espalda cuando partes del colchón se inflan y desinflan intercaladamente que parece una suerte de masaje que le permite evitar sufrir escaras que son llagas muy molestas en la espalda. Es el mismo colchón que ella nos pidió comprar para su hermana mayor Lolita quien estaba postrada y sufriendo de escaras. Lolita falleció en mayo de 2012. Lo teníamos guardado sin pensar que mi esposa lo iba a usar.
No es capaz de controlar la disposición de sus excretas ni su orina, razón por la que desde hace varios años está permanentemente con pañales.
Tomando en cuenta, por la experiencia en su cuidado, que las horas de las descargas de orina más “feroces” son a las 11 am y a las 4 pm, nos hemos propuesto cambiar los pañales por cuatro veces al día. Como los pañales no son suficientes para contener las descargas de orina, le adicionamos practipañales por recomendación de nuestra doctora de cabecera del seguro social.
En resumidas cuentas, por día tenemos que cambiar 4 pañales y 14 practipañales, lo que hace que durante un año estemos utilizando 1,460 pañales y 5,110 Practipañales. Los Practipañales no son caros, pero los Pañales sí tienen precios prohibitivos. Y el seguro social se niega a entregarnos los pañales a pesar de que, para la enferma asegurada es un artículo de primerísima necesidad. Tampoco nos entrega guantes quirúrgicos que son necesarios para su aseo y curación.
Para el aseo utilizamos toallas de papel, toallitas húmedas para bebés, libres de alcohol y jabón íntimo líquido. Para su curación empleamos agua oxigenada, aseptil rojo, povo secante, crema para escaldaduras del Dr. Zaidman, Mupirox crema, Clobetasol, apósitos y esparadrapo.
Con cada cambio de pañales le aseamos para limpiar el contacto de la piel con la orina, que pensamos que pueden hacerle daño. Aun así, dos escaldaduras se han inflamado bastante y la estamos curando. Son heridas de unos 5 cm de diámetro y poco a poco están reduciéndose.
Lo normal, como estamos siendo atendidos por el Padomi del seguro social, sería que envíen a una enfermera, pero en estos tiempos de pandemia no pueden enviar a ninguna enfermera porque están destinadas al 100% a la atención de pacientes con COVID-19.
Soy yo quien la atiende con la ayuda invalorable de mi hija Charito, quien vive con nosotros y mis otras hijas con esposo e hija nos apoyan y contribuyen generosamente. Utilizamos guantes de nitrilo para limpiar sus excretas porque también tenemos que atender a una niña de tres años de edad.
Nuestra doctora de cabecera me ha dicho que yo puedo estar sufriendo de depresión de cuidador. Pero le he explicado que a quien estamos cuidando no es mi paciente sino mi esposa, jamás tendré depresión porque la atendemos con todo el cariño y amor que de ella aprendimos.
Es muy duro ver a una persona que fue sumamente activa, ingeniosa y creativa, reducida a una cama sin poder reconocernos. Ni poder hacer nada por su vida.
Este post tiene una finalidad educativa y motivadora para aquellas personas que deben cuidar, o por lo menos, atender a pacientes postrados.