“Una Intervención quirúrgica es una práctica médica específica, realizada por un cirujano, que permite actuar sobre un órgano interno o externo. El paciente ha recibido anestesia local o general para que el cirujano pueda realizar una incisión más o menos importante para hacer pasar los instrumentos de trabajo. Una intervención quirúrgica se realiza en un quirófano estéril, es decir, limpio de todo tipo de gérmenes que puedan infectar al paciente”.
Fuente: EcuRed, disponible en
https://www.ecured.cu/Intervenci%C3%B3n_quir%C3%BArgica
En el continuo devenir de nuestra historia ocurre muchas veces la necesidad de tener que someternos a una Intervención quirúrgica por ser de vital importancia.
A mi amada esposa le hicieron tres operaciones cesáreas: la primera para hacer nacer a nuestras mellicitas, la segunda para extraer un óbito fetal (nuestro varón, Jorge Noé, quien falleció en el útero 15 días antes de nacer) y la tercera para hacer nacer a nuestra última hija Charito. Las cesáreas fueron realizadas de manera tradicional, corte longitudinal. Definitivamente mi amada esposa ha sido siempre una mujer extraordinaria y valiente. Muy valiente.
Además se tuvo que someter a una Colecistectomía, donde en una operación tradicional le extrajeron la vesícula biliar. Tardó 15 días en recuperarse para salir del hospital. Finalmente le realizaron una Apendicectomía por el método laparoscópico en la Clínica Stella Maris. Una maravilla, al día siguiente estaba hablando por teléfono con todas sus amistades.
En cuanto a mí, tengo 5 intervenciones en la vista. La primera para extirparme un pterigion (carnosidad) en el ojo izquierdo. Lo realizó el doctor Marín, Gineco obstetra, catedrático de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP) y dueño de la Clínica Marín que tenía un convenio con la Universidad, por el cual los estudiantes éramos atendidos en dicha institución. Me dijo que es una operación simple y fácil de hacer y no había necesidad de llamar a un Oculista.
Le hice caso, me operó en el quirófano cosiéndome con sutura común y estuve tres días internado en la clínica. Antes de los tres meses apareció lo que llaman una recidiva. Volvió a salir la carnosidad. Esta vez fui al Oculista, el doctor Efren Percibal Escobedo Ruiz, y logré que la Universidad pague la operación. Ésta se realizó en su propio consultorio en una intervención ambulatoria y la sutura fue con catgut que se reabsorbe, es decir, que no se retiran los puntos. Nunca más apareció la carnosidad.
Luego tuve cataratas en el ojo izquierdo, fui operado en Lima por el doctor Luis Guzmán Ahumada, en un procedimiento ambulatorio en su mismo consultorio. En el mismo ojo tuve desprendimiento de retina, cuando me di cuenta ya había avanzado bastante. Me operó el doctor Guzmán en procedimiento ambulatorio. Pero mi ojo nunca quedó bien, la retina ya se había desprendido bastante y a pesar de la pericia del médico quedó pliegues que dificultan una visión correcta. Ambas operaciones los costeó mi Seguro Médico Familiar de la Cervecería Backus.
Ya mayor, tuve cataratas en el ojo derecho. Me atendían en el Ancije (Hospital geriátrico del Seguro Social para maestros jubilados). La Oculista me envió al Policlínico Grau y luego de todas las pruebas y análisis de riesgo quirúrgico me dijeron que mi cristalino es muy chico y ellos solo tienen lentes intraoculares grandes. Me enviaron al Hospital Guillermo Almenara, donde entre citas a los 30 días, exámenes, más pruebas de riesgo quirúrgico (solo duran tres meses), hasta potenciales evocados me realizaron, se pasaron dos años y en el ínterin quedé totalmente ciego del ojo derecho y con el ojo izquierdo que no ve bien, calculen mi zozobra y mi molestia. El médico Oftalmólogo responsable era el doctor Jaime Lu León. Médico muy capaz y famoso en el campo de la oftalmología, pero de comportamiento áspero, pedante y mal trato a los pacientes asegurados que originaron una carta de reclamo a Defensoría del Asegurado que fue atendido correctamente.
Estaba afuera de su consultorio esperando mi turno cuando vi pasar al médico de la Defensoría rumbo a la oficina del Director del Hospital. Al poco rato le hicieron llamar al doctor Lu. Cuando regresó, callado y mirando al suelo, comprendí que había recibido una buena reprimenda. Desde ese mismo momento se notó un cambio total en su modo de atender a los asegurados, hasta le vi cariñoso con una dama mayor, como debía ser siempre el comportamiento de todos los trabajadores de la seguridad social.
Cuando finalmente llegó la hora de la operación, considerada Cirugía Mayor ambulatoria, es decir, realizada en el quirófano con todo el bagaje que lo acompaña, pero solamente permaneces un par de horas en recuperación y luego puedes ir a tu casa.
Es política del Essalud que para cualquier procedimiento debes ir acompañado de un familiar. Estaba mi esposa y mi hija Luisa. Luisa puede entrar haciendo ver su carnet de
Cirujano Dentista Colegiado a las instalaciones del Seguro Social.
Finalmente tuve problemas con los meniscos de la rodilla izquierda. Mi rodilla se doblaba para atrás. Fui atendido en el Servicio de Atención Médica (SAM) de la cervecería por el Traumatólogo José Arias Calagua quien me indicó que debía operarme de los meniscos en la Clínica San Felipe donde me hicieron una evaluación previa. Como evitaba usar la rodilla izquierda por el temor que se voltee hacia atrás, había perdido una importante masa muscular con respecto a la pierna derecha y la recuperación posoperatoria sería muy lenta. Calculaban que había perdido un kilo y medio de masa muscular. El doctor Arias me explicó que todas las articulaciones se deben usar todo el tiempo, de lo contrario se van a formar “cordilleras” en esas articulaciones y entonces su uso será doloroso.
Decidieron que debía someterme a un tratamiento por dos semanas que consistía en sentarme en una silla alta con dos kilos de pesas amarrados a mi pie izquierdo y hacer movimientos arriba abajo hasta recuperar la masa muscular perdida. Me explicó que la traumatología está cambiando, si se inflama, ahora se aplica hielo, ya no bolsas de agua caliente. Llegado el momento de la operación me hicieron laparoscopía. Podía ver el interior de mi rodilla en un monitor. Recortaron algunos cabos sueltos y los otros fueron atados para reforzarlos.
El interior de la rodilla se ve como agua sucia en la pantalla.
Cuando tuve un infarto a las vías coronarias en el año 2013, me atendieron en el Hospital Santa Rosa de Pueblo Libre y luego de estabilizarme me derivaron al Hospital Rebagliati donde me sometieron a una delicada operación para colocarme un stent en la arteria que había colapsado. Fue una intervención “de película”: por una arteria en la muñeca derecha me introdujeron el stent que viajó hasta alojarse en el lugar correcto junto al corazón y todo el viaje fue monitoreado, observado en cuatro monitores sobre mi cabeza. Una vez en su sitio subieron el quirófano hasta que casi tocaba mi pecho al dispositivo y sentí como que estaban planchando la arteria porque era muy caliente. Salí muy bien.
En el año 2019 sufrí un accidente en el baño de mi casa. El personal médico del Cuerpo de Bomberos me atendió de emergencia, pararon la hemorragia y me vendaron la ceja, la pierna y la nariz. En el Hospital Rebagliati me suturaron la ceja izquierda y la pierna izquierda. La piel de la nariz se me había rebanado y prefirieron que me atendiera el Otorrino en su consultorio en «consulta de emergencia». El especialista no me suturó sino me puso un esparadrapo especial para mantener la piel en su sitio y pueda así cicatrizar.
Emergencia del Hospital Rebagliati presenta muchas trabas burocráticas que dificultan y demoran la atención de urgencias. Cada vez que acudía a la cita para revisión pasaba 6 horas en el Hospital. Para remate, no retiran los puntos de las suturas sino que te dicen que vayas a tu Centro Asistencial para que te saquen los puntos. A nosotros nos atienden en el Padomi, es decir, no tenemos centro asistencial. Felizmente mi hija Luisa es Cirujano Dentista y ella me quitó los puntos. Pero mes a mes nos descuentan de nuestras pensiones la cuota de Essalud. No es agradable ser atendido en Emergencia del Hospital Rebagliati.
Es una apretada síntesis de las intervenciones quirúrgicas que nos tocó vivir, sin mencionar las cesáreas que nuestras tres hijas tuvieron que sufrir para tener a sus bebitas que son un amor. Definitivamente las mujeres son las campeonas. Dios las bendiga siempre.