“La presión arterial es la fuerza de su sangre al empujar contra las paredes de sus arterias. Cada vez que su corazón late, bombea sangre hacia las arterias. Su presión arterial es más alta cuando su corazón late, bombeando la sangre. Esto se llama presión sistólica. Cuando su corazón está en reposo, entre latidos, su presión arterial baja. Esto se llama presión diastólica.
La lectura de su presión arterial usa estos dos números. Por lo general, el número sistólico se coloca antes o por encima de la cifra diastólica. Por ejemplo, 120/80 significa una presión sistólica de 120 y una diastólica de 80.
Usted tiene presión arterial alta si sus lecturas muestran que: Su presión sistólica es mayor de 140 y su presión diastólica es 90 o mayor”.
Fuente: MedlinePlus – Información de salud para usted, disponible en https://medlineplus.gov/spanish/highbloodpressure.html
Existen tres tipos de aparatos para medir la presión arterial:
- Tensiómetro de mercurio, es el más exacto y menos expuesto a errores, para su uso se requiere un estetoscopio.
- Tensiómetro de aire, es el más utilizado y es también un aparato preciso e igualmente necesita de un estetoscopio para su uso. El manómetro debe calibrarse.
- El medidor electrónico, este tipo de aparato se utiliza mucho para realizar el autocontrol, no necesita estetoscopio porque lleva un detector del pulso incorporado y es de fácil manejo.
En los Hospitales del Estado y de Essalud usan el tensiómetro de mercurio. Es fuera de estas instalaciones que utilizan los tensiómetros aneroides, esos que tienen un dispositivo de metal con una aguja que indica la lectura en un disco con números. El fabricante recomienda calibrarlo cada dos años.
En la cervecería teníamos una Sección de Instrumentación y todas las semanas enviábamos todos los manómetros de nuestros instrumentos de medición de gas carbónico. Pues, tenemos una regla: si haces 100 mediciones a la semana, se debe calibrar cada semana.
Pero el personal de salud que usa estos aparatos no tiene ni la más mínima información de metrología y nunca hacen calibrar sus manómetros y van por la vida dando cada susto a quienes por desconocimiento se dejan medir su presión arterial. Y lo escriben en un papelito para dar mayor énfasis de formalidad.
Acompañé a mi esposa a “recoger” su Boleta de pago a la DEL (Dirección de Educación de Lima). En ese entonces se recogía en el patio posterior donde en la primera semana de cada mes sentaban sus reales algún instituto para realizar podología, a los maestros jubilados. Ponían un letrero grosero e indignante: Para hacerse la podología deben lavarse los pies. Decirle eso a un maestro que se ha pasado la vida enseñando higiene y salud a sus alumnos es de una torpeza mayúscula. Y que el Director lo permita es aún peor.
Un vez encontramos también una carpa de lona, del tipo que usa la Cruz Roja (no era de ellos), donde te invitaban a medirte la presión arterial. Siempre le he explicado a mi esposa y a mis hijas y nietas que nunca se deben medir la presión con esos manómetros metálicos porque quienes los usan nunca los calibran y su lectura es, por lo tanto, falsa.
Pero mi esposa, terca como ella sola, entró a la carpa aun cuando le dije que no debía hacerlo. Mi padre hubiera dicho que era “contra el tren”. Salió con el dichoso papelito donde estaba escrito el número 40.
Le expresé que esa presión no existe, pero, más terca todavía, me respondió:
- Si yo siento que tengo la presión alta. ¿Vas a saber más que yo cómo me siento? Mi cabeza va a estallar.
Nunca he discutido con ella. El padre Ricardo Rebolleda me dijo una vez que a lo mejor ese es mi carisma. Puede ser.
El lunes siguiente la llevé al Hospital “Santa Rosa” de Pueblo Libre, entramos a Emergencia y le entregamos al médico de Guardia el tal papelito, que por su puesto lo arrugó y lo botó al tacho al tiempo que decía que eso no existe, no puede existir. Le midió la presión con el tensiómetro de mercurio y su presión estaba normal, causando decepción a la doña “cuya cabeza ya iba a reventar”.
Viendo el carácter de mi esposa el médico sugirió que durante 10 días se mida la presión en el mismo lugar y a la misma hora, al final de los cuales volviéramos con él. Así lo hicimos. Todos los días a las 8:00 am. Nuestra casa está a cuatro cuadras del Hospital, de manera que íbamos caminando. Al término de los diez días acudimos a la evaluación y el doctor le dijo mostrándole el registro: usted no tiene presión alta. Ni una sola vez ha marcado un valor diferente.
Si de algo hemos estado siempre orgullosos es que ninguno de los dos ha sufrido nunca de problemas de presión arterial y tampoco nuestras hijas o nietas.
Pero qué tal problema que ocasionan estas personas que pululan por todas partes ofreciéndose a medirte la presión con sus tensiómetros destartalados y sus manómetros oxidados.
Cuando vivía mi hermana Mónica, quien sufría de problemas renales y le hicieron un trasplante, tenía que medirse la presión cada día, le compré un medidor digital japonés. Todo estaba en japonés, pero como me dijo el vendedor en la Av. Emancipación, no tienes que saber japonés: con este botón se enciende y se autocalibra, se pone el manguito y con este botón se hace la lectura en números grandes en español. Un dispositivo muy bueno, mejor que el manómetro oxidado de la botica donde se iba a medir su presión. Y si por “quítame una paja” se angustiaba, corría a medirse ella misma la presión y se quedaba luego tranquila.