“La anemia es una afección que se caracteriza por la falta de suficientes glóbulos rojos sanos para transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo. Si tienes anemia, es probable que te sientas cansado y fatigado.
Hay muchas formas de anemia, cada una con causas diferentes. La anemia puede ser temporal o prolongada, y puede variar entre leve y grave. Consulta a un médico si sospechas que tienes anemia, ya que esta puede ser indicio de una enfermedad grave.
Los tratamientos para la anemia varían desde la toma de suplementos hasta la realización de procedimientos médicos. Es posible que puedas evitar algunos tipos de anemia si sigues una dieta saludable y variada”.
Fuente: mayoclinic.org
Los casos que requieren tratamiento médico están lejos del alcance de este post. Aquí solamente vamos a tratar aquellas cuestiones de anemia derivados de la falta de alimentación. No diré “falta de una buena alimentación” porque la alimentación, buena o mala, es siempre necesaria para no caer en la anemia.
Esta anemia es la que preocupa a propios y extraños, la que da pie a que el Gobierno haga declaraciones rimbombantes y carentes de sustento porque desconocen todo lo relacionado con la situación. Ignorantes de cabo a rabo: que alguien inventa unas galletas de sangrecita, de inmediato le dan premios y halagos. Ya tenemos la solución para una cuestión tan compleja como puede ser la anemia.
Mi hija Claudia siempre ha dicho que la anemia solamente se soluciona con “vitamina O”. Vitamina olla. Es decir, con comida. Nada que ver con galletitas.
El hombre no es capaz de producir sus propios nutrientes pero puede procesar los alimentos, por eso debe comer de todo, carne (res, cerdo, carnero, chivo, pescado, pollo), leche, carbohidratos, menestras, legumbres, verduras y frutas.
Si no le damos suficiente alimento al niño va a sufrir de anemia. Y aquí tiene mucho que ver con las campañas de “Coma sano” y los “Octógonos en alimentos procesados”. También se incluye en este rubro la “lonchera nutritiva”.
Dejémonos de cosas y pongámonos de acuerdo: queremos niños sanos o niños anémicos o tal vez niños obesos. Para todo estamos listos para saltar y defender, menos el sentido común.
De niño era flaco pero en mi casa jamás faltó la comida abundante. Se decía entonces que así era mi contextura. Estaba en uso un viejo refrán “el que nace barrigón, aunque le fajen de niño”. De joven pesaba 48 kilos y necesitaba 50 para postular a la Escuela Militar. Mi papá me llevó al médico para que me hiciera subir de peso pero el médico solamente me recomendó que comiera chocolate. Entonces estaba en boga el chocolate suizo Toblerone. Nunca llegué a los 50 kilos tan ansiados.
En lo que se refiere a la lonchera nutritiva deben saber que ninguna lonchera debe ser “nutritiva”. No es un almuerzo ni una cena, es solamente un tentempié. Algo que se ha vuelto una costumbre y nada más que eso. Recuerden que el niño recibe en su casa desayuno, almuerzo y cena, que sí deben ser nutritivos. De lo contrario estaríamos creando una generación de obesos.
Mi prima Blanca, del Callao, despertaba a sus dos hijos a las once de la mañana. Les daba su almuerzo y los mandaba al Colegio, sin lonchera ni fruta ni plata para llevar. Se ahorraba el desayuno.
Mi amada esposa se trasladó de Requena a Iquitos para postular a la Escuela Normal de Mujeres “Sagrado Corazón de Jesús” donde estudiaban internadas. Ingresó becada. Pero al pasar el examen médico el Dr. Gil le dijo que deberá estudiar como alumna externa porque estaba anémica y necesitaba alimentación especial, no comida de internado. Le indicó además ponerse inyecciones intramusculares dolorosas de Feranin. Cuando la conocí, ya profesional, pesaba 48 kilos con 1.65 m de estatura. Hasta hace 6 años, cuando enfermó de Alzheimer, pesó 48 kilos. Ahora, tal vez, pesa 60 kilos, porque le doy su alimentación en la boca. Y, además, los Alva eran los cahuaypillos de Requena. Es decir, de los más importantes porque eran productores de alimentos que suministraban al Internado de varones, al Internado de mujeres y al Cuartel del Ejército. Pero todos ellos eran de poco comer. Pueden verlo en mi libro digital “Nuestro Amor”. Pero aun así, mi esposa era la única flaca de la familia Alva.
Mi hija menor cuando tenía 15 años tuvo acné. La llevé al Dermatólogo especializado en acné y publicitado en las Páginas Amarillas. Le tomó muestras de los granos para análisis a fin de recetarle el antibiótico más indicado para su caso. Su esposa era Cosmiatra y se encargaba de la “limpieza facial”. Todo en un solo lugar, en San Borja.
Fue él quien me dijo:
- ¿No ven en la calle muchas colegialas con el cabello todo desteñido? Es por la anemia debido a que no se alimentan. Nada que no pueda subsanar un buen churrasco.
De manera que ya lo saben, solamente una alimentación balanceada evitará la anemia. Tal vez algunos necesitarán algún suplemento alimenticio para completar su dieta, pero nada más.
Pero para que un niño pueda tener una buena alimentación, sus padres deben tener un empleo y es tarea del Gobierno crear las condiciones para que las empresas se desarrollen y puedan contratar personal. El Presidente no está para pasear y recibir homenajes, halagos y adulaciones sino para gobernar, es decir, para poner al país en acción. ¿Nadie se lo ha dicho?