49 UN CUENTO DE INVIERNO

Los domingos son tristes en Pueblo Libre. Los domingos de invierno son tristes, más tristes aún.

Sales a pasear llevando a tu esposa en silla de ruedas para tomar sol y respirar aire puro en el Parque Presidente Candamo y no encuentras ni un solo heladero D’Onofrio. Vas al Parque El Carmen y tampoco aparece  ningún heladero. ¿Para qué entonces sale el sol?

Todos los años anteriores íbamos a una Heladería D’Onofrio ubicada en el Boulevard de la calle Andalucía donde nos deleitábamos con un buen helado los días que salía el sol en el invierno, y durante todo el verano. Tres bolas de deliciosos helados en una copa de vidrio para Banana Split de sabores a tu elección con bastante fosh (fudge) a 3 soles la bola. Pero este año ya no abre, ni a las 11 am, ni a las 12 m ni siquiera a la 1 pm.

Es realmente triste salir a pasear y no encontrar un helado para disfrutar mientras calienta el sol.

A la vuelta hay otra heladería, en Clement, pero a 6 soles la bola de helado no da ganas de entrar, aparte que es muy estrecho y no es fácil ingresar con una silla de ruedas, y la puerta con un fuerte resorte lo hace más difícil todavía.

Esperamos que algún día resuelva sus problemas la heladería D’Onofrio del Boulevard de Andalucía y pueda volver a brindarnos su cálida atención en las horas en que salimos a pasear, a las 11 de la mañana.

Heladería Donofrio del Boulevard de Anadalucía

María, la joven que atiende, nos da yapa porque somos clientes asiduos en verano y en invierno.

Sacar a pasear a mi esposa discapacitada es lo más hermoso de nuestra relación de 50 años de matrimonio y es lo menos que puedo hacer por ella, la compañera de mi vida.

Y no es solamente un decir, cuando vivíamos en Tarma, en la Sierra Central, salíamos a pasear los domingos. En la Sierra todos los domingos sale el sol. Íbamos a la Plaza de Armas a tomar helados con nuestras hijitas mellizas de 6 meses de edad. En la copa de helado ponían una generosa cantidad de mermelada de fresa casera. Nuestras pequeñas se acababan primero la mermelada y cuando le pedí a la dueña un poquito más para nuestras pequeñas, nos dijo muy emocionada

  • Qué bueno que les guste, yo misma lo preparo. Qué lindo

Y la simpática señora nos ponía una más generosa porción de su mermelada para alegría de las niñas.

En Iquitos, pasear significaba recalar necesariamente en la Heladería La Favorita en el Jirón Lima y servirnos generosas porciones de Helado Imperial (helado de vainilla). La atención incluía un vaso de agua helada por cada copa de helado. En ninguna otra parte encontramos esta simpática costumbre.

Por ello, tomar helados en el verano o en el invierno es parte de nuestra vida y es una costumbre que no lo vamos a dejar jamás. Solamente deseamos encontrar un lugar acogedor y una buena y generosa copa de helado para sentirnos bien y sentir que todo está bien.

 

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