La fiesta de 15 años es el sueño de todas las chicas. Es el día en el que se sienten como reinas y las presentan oficialmente en sociedad.
Pero detrás de esta fiesta se lleva a cabo una planificación y grandes esfuerzos de los padres para poder cumplir este sueño de sus hijas.
En cierta oportunidad escuché a una joven decir con aire de “doctora” «SÓLO SE CUMPLE UNA VEZ QUINCE AÑOS»
Debo entender entonces que para una chica puede ser, y es, un acontecimiento que de todas maneras piensa que le debe tocar, sí o sí.
Recuerdo que en Lima, en 1966, el Club Nacional de la Plaza San Martín organizó una sonada fiesta llamada El Baile de las Debutantes en la que se presentarían las jovencitas de la Alta Sociedad para celebrar su ingreso oficial a esa dicha sociedad. Fue interrumpido abruptamente por jóvenes universitarios del partido demócrata cristiano provenientes de la Universidad Católica, quienes atronaron con su característico bombo a los gritos de “superfluo”, “vanidad”, “innecesario”, “abajo los ricos”, etc.
Una experiencia nada agradable para las jovencitas en su día soñado.
Los padres nos esforzamos por hacer realidad el deseo de nuestras hijas, pero a veces las circunstancias no lo permiten.
Cuando mis hijas mayores, las mellizas, Luisa Iliana y Claudia Inés, cumplieron 15 años, falleció la abuelita Natividad a quien ellas adoraban con afecto sincero y estuvieron muy unidas desde que nacieron. Recién al cumplir los 16 años pudimos hacerles su fiesta. Considero que también es válida esta celebración.
Cuando Charito iba a cumplir los 15, hizo saber que no quería fiesta de 15 años, con bastante anticipación, por lo que definitivamente no planifiqué ni tracé ningún plan como acostumbramos los Ingenieros.
Cuando le pregunté por qué, me dijo muy suelta de huesos que en su grupo de amistades no había jóvenes varones con quienes celebrar esta fiesta y entonces con quienes iban a bailar. Le dije, tal vez sin pensarlo bien, que podía enviar una carta al Director del Colegio Militar “Leoncio Prado” y pedirle que envíe una Sección de Cadetes de Quinto para que les acompañe en su fiesta.
Me miró con aire de incredulidad, pero sabiendo bien que yo sí puedo hacerlo y lo haría si ella me acepta. Pero me dijo que espere todavía.
Comenzó la temporada de las Fiestas de Quince años en su Salón en el Colegio Canonesas de la Cruz, la mayoría de sus condiscípulas cumplían 15 ese año. Ocurrió un hecho sin precedentes en la Historia de las Fiestas de 15 Años. Una de sus compañeras tenía dos primos y estos primos tenían varios amigos. Esta fue la “patota” juvenil más feliz de todos los tiempos.
Las chicas, todas, se prestaban la lista de jóvenes varones para invitarlos a sus fiestas. Charito incluida.
Una semana antes del 12 de junio me dijo
- Papá, ahora sí quiero mi fiesta de 15 años
Mamma mía. ¿Y cómo hago para realizar una fiesta que debo planificar durante un año? ¿Si ya me había dicho que no quería fiesta y sobre los Cadetes, que espere todavía? ¿Y por qué ahora?
Mamma Mía
Con toda paciencia me explicó
- Mi amiga Fiorella tiene dos primos y sus primos tienen varios amigos, y todas las chicas nos estamos prestando la lista de invitados. Así que estos jóvenes van a venir a la casa.
Había que contratar Equipo de Sonido de alguien especializado en Fiestas Quinceañeras, grabación en VHS, máquinas de humo, luces estroboscópicas, amén del buffet.
No había tiempo para contratar buffet, de manera que mi amada esposa, muy hábil como ella sola, me dijo que compre 4 kilos de alas de pollo, que va a preparar “alitas broaster”
- Pero nunca lo hiciste
- No debe ser difícil
Fue la sensación. Todo el mundo los apreció en grado sumo. Las alitas eran las más buscadas en la fiesta.
La “tradición” dice que la joven baja por la escalera, adornada para la ocasión, a las 12 de la noche del brazo del papá, quien luego da un discurso “Presentando a su hija en Sociedad”. Pero las jóvenes de este tiempo no “quieren” estas tradiciones.
Cuando nuestra sobrina nieta Cristina Cohen tuvo su fiesta en el Club Judío de San Isidro, no hubo escaleras ni media noche ni discursos sino que Cristina estuvo en su fiesta desde las 7 de la noche para todo el mundo.
Charito, lista para su Fiesta
Charito igual, a las 7 de la noche estuvo recibiendo a sus invitados y bailando sin parar. Había un joven, no muy alto, con cara de niño, que era un gran bailarín y era el alma de la fiesta. Cuando le invitaban un bocadito no lo recibía, “Quiero bailar decía”.
Llegado un momento, nos cogió a todos los mayores y nos hizo bailar formando una cadena larga. La verdad, nos divertimos como nunca. Ya al final casi de la fiesta, se acercó a mi esposa y le dijo
- Ahora sí, señora. Quiero comer. ¡Tengo hambre!
La fiesta se grabó en VHS, incluido nuestro baile. Cuando nos entregaron el video lo miramos en todos los televisores. Estaba de moda el Video Sender. Un dispositivo que conectas al aparato de VHS y lo trasmite y puedes ver en todos los televisores de la casa. Teníamos cuatro.
Al día siguiente una vecina me dijo muy emocionada
- Vecino, lo vimos en la televisión. Baila usted muy bien.
Recordé que el Video Sender tiene un alcance de 500 metros, es decir, que todo el que tenía puesto el televisor en el canal 3 podía ver nuestra grabación. Y, como en el caso de la vecina, pensar que de verdad estuvimos en “La Televisión”.