Fue en 1954 cuando en Iquitos escuchamos por primera vez la pegajosa tonadita en la radio del nuevo producto para lavar la ropa: Ace, y su slogan era
Ace lavando… yo descansando
Tenía entonces 10 años, vivíamos en la cuadra 5 de la calle Tacna, entre la Ricardo Palma y la Brasil, y trabajaba llevando el almuerzo a un vecino, el señor Isidro Ibáñez, que trabajaba como Administrador del Hotel Malecón Palace, el mismo que después sería Cámara de Oficiales de la FAP y ahora es la sede de la Comandancia General del Ejército.
No vi a ninguna madre de familia interesada en el nuevo detergente, excepto a la esposa de mi cliente, quien como dama pudiente se aventuró a adquirir el dichoso Ace.
Póster de Ace
Lo puso en la bandeja con la ropa y no vio nada extraordinario, pienso que tal vez creía que la bandeja se iba a sacudir y la camisa se pondría a bailar como en la propaganda. Quizás aprendió amargamente que las propagandas no siempre son ciertas.
- ¿Dónde pues está el Ace lavando y yo descansando? No voy a descansar nada
Pero yo, definitivamente encontré en el Ace un aliado para hacer más fácil el lavado de mi ropa, sobre todo cuando estuve de soldado en el cuartel y continué usándolo toda mi vida. No tenía más que remojar y al segundo o tercer día sobar la ropa y enjuagar para tener mis prendas limpias. Una maravilla.
Luego llegó la invasión de detergentes de toda clase, compraba entonces el que estaba de oferta, Ariel, Opal, Bolívar, etc.
En mi trabajo en la Cervecería Backus, todo mi material de vidrio del Laboratorio lo lavaba con el detergente que compraba la fábrica. El vidrio resultaba siempre reluciente.
Hasta que en 1984, 30 años usando detergentes a mano pelada, se me partió la uña del dedo índice de la mano derecha, de arriba abajo. Fue muy doloroso.
Jamás volví a usar detergentes a mano pelada. Uso guantes de látex especiales para lavar. No me descuido nunca. Uso guantes tanto para lavar mi ropa y el de mi esposa como para lavar la vajilla.
Guantes de Látex
Aún permanece en mi uña la señal del daño, una raya oscura donde se había partido de arriba abajo.
Es muy útil el uso del detergente, pero debemos cuidarnos y usar guantes para protegernos. Nuestros hijos nos necesitan y debemos estar siempre dispuestos para acudir a su llamado.