Todo el día le dolía el estómago, mi esposa, Maria Judith; siempre manifestaba dolor en el estómago, pero esta vez fue más intenso. Era el día lunes 17 de febrero de 1997. No cenó, así que con mi hija Rocío conversamos y le dije
- Por los síntomas, mamá está sufriendo un ataque de apendicitis. Debemos llevarla a la clínica más cercana y más capaz de poder atenderla de emergencia, y es la Clínica Stella Maris.
Mi hija estuvo de acuerdo, sobre todo porque a ella le consta que yo leo bastante y devoro las enciclopedias sobre la salud. Y justamente había vuelto a revisar la enciclopedia ese día y pude confirmar los síntomas que presentaba mi esposa.
La llevamos de inmediato pese a la oposición férrea de mi esposa quien en todo momento decía
- Ya me va a pasar, ya me va a pasar, no es necesario ir a la clínica, no me lleven a la clínica. No quiero ir a la clínica.
Curioso que una mujer que había aceptado, en su momento, que le hagan tres cesáreas, ahora manifestara temor a ir a la clínica.
Cuando llegamos a la Clínica Stella Maris conversé con el Médico de Guardia y le dije
- Doctor, investigue posible apendicitis.
- También yo pienso que es apendicitis – me dijo – ya llamé al Médico Especialista, mientras llega el doctor le vamos a tomar una radiografía vertical.
El Médico de Guardia, mientras la llevaban a la sala de Rayos X, le preguntó a mi esposa si yo era médico, ella le dijo, en medio de los dolores, que su esposo es Ingeniero pero lee bastante, por eso sabe mucho de todo.
Mi esposa, quien toda su vida ha cuestionado el trabajo de los demás y siempre tenía algo que enseñar a los especialistas, sea en electricidad, en mecánica de carros o en pintura de carros, también ahora tenía que manifestar su cuestionamiento
- ¿Por qué me van a cortar aquí? – señalando el costado derecho de su vientre – sí me duele aquí – señalando su estómago.
Llegó el doctor Alejandro Langberg La Rosa, y luego de enterarse de los pormenores decidió llevarla al quirófano de inmediato y fue operada.
El Dr. Langberg era el Presidente de la Sociedad Peruana de Laparoscopia y miembro de la Sociedad Internacional de Laparoscopía, de manera que hizo la operación con el método laparoscópico.
Al salir el doctor me informó que el apéndice ya se había reventado y su contenido es muy irritante por lo que tendría fiebre alta y se quedaría dos días más de lo establecido para estos casos. Mi esposa fue muy bien tratada en la clínica y se pasaba el día hablando por teléfono.
Cuando salió de alta fuimos a la consulta con el Dr. Langberg y aproveché para decirle que mi esposa desde hace varios años no come mantequilla, la cual siempre ha sido una delicia para toda la familia, porque, dice ella, que “sufre del hígado” y siempre se la pasa tomando hepabionta.
- Yo no creo que su señora sufra del hígado y no es bueno que esté tomando hepabionta, no le hace nada bien. Lo que su señora sufre es de gastritis crónica.
- ¿Y qué medicinas debe tomar doctor?
- Ninguna medicina. Lo que debe hacer es NO tomar café, gaseosas, ni cosas ácidas ni ají, y no fumar, solamente por dos semanas y quedará como nueva.
Dios bendiga al doctor Alejandro Langberg La Rosa, fue un santo remedio y, desde entonces, cuando alguien en la familia manifiesta malestares tipo gastritis le recomendamos lo mismo y se sanan fácilmente.
Hotel Mossone de Ica
Almorzando en el Hotel Mossone
Lo máximo se dio cuando fuimos tres días al Hotel Mossone en Ica, donde a la hora del desayuno, el almuerzo y la cena ponían en la mesa una cesta de panes calientes y mantequilla en cubitos. Después de muchos años vi a mi esposa disfrutar de una buena mantequilla sin temor a “sufrir del hígado”.