El 11 de setiembre de 2018, mi buen amigo Alberto Luis Chevarría Kershbaumer subió a su Facebook este meme
Y se suscitó el siguiente diálogo, porque no todos los memes son verdades absolutas y muchos no resisten el menor análisis:
Yo: Es inevitable, en el colegio me decían cofla, en La Cerro (La Oroya) me decían dogor. Nunca me molestó pues era consciente de lo que era, flaco o gordo.
Alberto: Pero podemos cambiar, porque casi todos lo hacemos y hacemos daño y además quienes somos nosotros para juzgar la vida de los demás.
Yo: Te repito que nunca me sentí mal y creo que nadie se debe sentir mal, a menos que a una dama le digas fea lo cual sería imperdonable y el idiota se merece una patada, mejor no te digo donde.
Alberto: Jorge Suárez Sandoval, aunque te parezca mentira la gente busca la aprobación de los demás, así forma su autoestima, es un error, pero más del 90% está en esa situación, tu actitud ha sido la correcta, has tenido una buena salud mental pero no es la historia de la mayoría, la gente cuando se equivoca o es criticado(a) sufre, realmente no sabe quién es y todo el sistema coadyuva a eso, los vemos todos los días en la TV que no muestran el ideal de una persona exitosa o bella, ¿Qué nos dice la TV?, es mi punto de vista. Saludos estimado amigo.
En realidad la cosa iba más allá, tenía un amigo en el Colegio que cada vez que nos encontrábamos, ya sea en el colegio o en la calle, me reñía
- Ya te vas a volver tuberculoso, deja la Banda de una buena vez.
Yo sonreía nada más, pero nunca le contestaba, sólo lo saludaba porque sabía que lo hacía por la amistad y el afecto que nos teníamos, pues en efecto, desde el Primero de Secundaria fui miembro de la Banda de Músicos del Colegio, Gran Unidad Escolar “Mariscal Oscar R. Benavides” de Iquitos. Tocaba primero clarinete y después saxofón, lo cual me permitió ser músico profesional y trabajar en varias de las mejores orquestas de la localidad.
También es cierto que me alimentaba bien, tanto mi mamá como después mi esposa, decían que era “tragoncito”. O sea que por allí no era la cosa, no me iba a volver tuberculoso por más que “soplara” el saxofón.
También era deportista, todos los sábados salíamos de clases a las 10 am e invariablemente íbamos al campo de fútbol del Club Deportivo Dos de Mayo y disputábamos ardorosamente un buen partido. Como era negado para el dribling, en mi tierra se decía “cabrear”, me autocolocaba como back izquierdo, posición que nadie quería porque todos eran diestros y me obligaba a mí mismo a patear con el pie izquierdo para despejar la bola. De esa manera participaba en todos los partidos de fútbol de los sábados. Estaba fijo en mi puesto de back izquierdo
Era igualmente miembro importante del Equipo de Gimnasia en Aparatos del Colegio y había “saltos” en el taburete que solamente yo lo podía hacer, porque era flaco, ágil y le había encontrado el quid del trampolín, y, por eso, saltaba más alto.
Músico reconocido, atleta consumado, además de bien parecido, mi autoestima era bien alta y no me afectaba que me dijeran flaco.
Tampoco me afectaba que me dijeran “dogor” cuando subí de peso porque en La Oroya también jugaba fútbol. La Oroya está a 3,750 msnm. Aquí sí jugaba de Centro forward porque tenía más dribling que los demás, Ya saben “En el país de los ciegos, el tuerto es rey”.