3 Cavalleria Rusticana

CAVALLERIA RUSTICANA

 

Corría el año de 1964, año en que ingresamos a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP) en la ciudad de Iquitos. Las clases de Estudios Generales se dictaban en horario regular, de 8 a 12 m y de 2 a 6 pm; quedaba entonces bastante tiempo por las noches que decidimos emplearlo en otras actividades.

Betty Cifuentes y yo postulamos a la Escuela Regional de Música ubicada en la segunda cuadra de la calle Antonio Raimondi. Ella quería estudiar piano y yo quería obtener mi título de saxofonista porque era músico profesional de saxo.

Diez años atrás, cuando postulé al Primero de Secundaria en la Gran unidad Escolar Oscar R. Benavides, luego del Examen de Madurez Mental (Prueba Sicotécnica) nos invitaron a asistir a clases gratuitas de música, tendientes a formar integrantes de la Banda de músicos del colegio.

Luego de las clases teóricas nos entregaron los instrumentos con los que nos íbamos a formar. Pese a que yo quería el Contrabajo, el instrumento más grande, el maestro Beny Soto me entregó un clarinete y me dijo que era el instrumento que yo necesitaba.

Pero en el tercer año se produjo una vacante de saxo y lo tomé. Desde entonces me dediqué en cuerpo y alma a su estudio y la práctica me llevó a trabajar de modo profesional en las orquestas de la ciudad: Beny Soto, Orlando Cetraro, Mike Reátegui, Picotón Mendoza, etc. Incluso formamos nuestra propia orquesta con mi compadre Roldán Isuiza, la Orquesta Espectáculo Dominó.

Así las cosas, era notorio que muchas personas de la ciudad conocían mi trayectoria como músico.

Cuando nos tocó rendir el Examen de Ingreso a la Escuela de Música, luego del examen escrito pasamos al examen oral. Cuando me llegó mi turno veía sorprendido que los miembros del jurado conversaban entre ellos en voz baja, mirándome de soslayo. Por último el Presidente del jurado, Mike Reátegui, me dijo que dado que yo era ya un músico profesional reconocido en la ciudad no era necesario tomarme el examen oral.

Más bien querían hacerme una proposición, que yo sea profesor de la Escuela Regional de Música y además integrante de la Orquesta de Cámara de la Escuela. Les expliqué que postulaba a la escuela porque a pesar de ser músico profesional no tenía ningún documento que respalde mi profesión. Me dijeron que el título me lo darían sin ningún problema y lo único que falta es una prueba especial. Querían que me presente al día siguiente con mi saxo.

Llegó la hora de la prueba especial, emocionado porque no sabía que traían entre manos, cuando me preguntaron ¿Listo?, asentí con la cabeza y oh sorpresa, jamás me habría imaginado lo que me tocaría.

Pusieron en el atril el Intermedio Orquestal para saxo de Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni. Jamás había escuchado tal pieza y jamás me imaginé lo difícil que iba a ser la prueba pues estaba en Do Sostenido Mayor, esto es, con 7 sostenidos en toda la partitura.

Si alguno toca saxo sabe que con dos sostenidos ya es un poco complicado y con 4 es bastante complicado (El Danubio Azul), pero con 7 es la muerte, sobre todo tocarlo a “primera vista”

Sumamente asustado me apliqué por entero y con mucho esfuerzo de concentración y magia con los dedos para ejecutar los sostenidos puede concluirla, me parece de manera brillante porque los miembros del jurado aplaudieron.

Acto seguido me dijeron que había aprobado todas las pruebas y que estaba listo para firmar el contrato de servicios, lo cual se haría al día siguiente.

Nunca firmé, es decir nunca fui a la oficina del Director de la Escuela, porque al llegar a mi casa encontré dos notas, una del Decano de la Facultad de Ingeniería Química que decía que la Universidad me enviaba en Comisión a la ciudad de Lima, con pasaje en avión y viáticos, y otra de mi buen amigo Teddy Bendayán, dirigente de Acción Popular, que decía que había sido elegido como Delegado al Congreso Universitario de Acción Popular que se realizaría en la ciudad de Ica, a 300 km de la ciudad de Lima, también con pasaje en avión a Lima más viáticos. Lo que pasó en Ica será materia de otra historia.

Al finalizar el Congreso obtuve mi nombramiento para la Sección Nocturna del Politécnico Regional de Oriente en Iquitos, lo cual me permitiría continuar con mis estudios en la Facultad de Ingeniería Química de la universidad.

Y bueno, jamás obtuve el Título de Saxofonista pero, me parece que jamás lo necesité pues dos años después se produjo la “invasión” de las guitarras eléctricas y Bandas de jovencitos se dedicaron a amenizar las fiestas locales cobrando diez veces menos que nosotros por lo cual “colgué” mi saxo para siempre.

 

 

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