2 A Comer nieve

Sábado 27 de julio de 1985, salí de trabajar en el Tercer turno a las 7:00 am, presuroso subí a mi camioneta Station Wagon Datsun y me dirigí a mi casa donde me estaban esperando mi amada esposa con mis tres hijas, listas para viajar a Huancayo en la Sierra Central del Perú.

Pude programar este paseo porque en el Perú los días 28 y 29 es la Fiesta Nacional y son feriados, además, por ser “feriado pactado” con el Sindicato, el día 27 no trabaja el Tercer turno, de modo que disponíamos de tres días para pasear y esta vez acordamos que sería a la ciudad de Huancayo.

Huancayo, Ciudad Incontrastable, está situada a 3270 msnm y a 300 km de la ciudad Capital Lima, y para llegar allí, partiendo de Lima se recorre la Carretera Central pasando por Chosica en un camino serpenteante y ascendente, BarMine, Matucana, San Mateo, Casapalca para llegar a El Ticlio, el punto más alto de la Carretera Central, a 120 km de Lima y a 4818 msnm. A partir de aquí la carretera va en descenso y pasamos por Morococha, La Oroya, el enlace a Jauja y finalmente llegamos a Huancayo.

Al llegar a Ticlio, paramos. Bajamos del carro para que mis hijas pudieran ver, por primera vez en su vida, la nieve. El Ticlio es un lugar desolado pero maravilloso y lo contemplábamos extasiados, sobre todo porque allí estaba un gran letrero que decía

Recogíamos la nieve pero no para jugar lanzándonos bolas de nieve sino para comer  las bolas de nieve como si fueran el “raspadillo” más delicioso.

Experiencias de la vida que te acompañan toda tu existencia.

 

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